Adversidad. Una palabra que desgraciadamente ha acompañado a muchísimas personas, muy particularmente en tiempos de pandemia.
Una serie de cambios obligados, adecuación, aceptación, y, con mayor fuerza, búsqueda. Es en este concepto en que me detendré más adelante.
De entrada, debemos saber que nada tiene de malo sentir dolor ante la adversidad, ante lo complejo y los obstáculos. Es común que, ante la pregunta de cortesía (que en ocasiones es un tanto automática) “¿Cómo estás?”, respondamos, también en automático “Bien”. Solemos evitar todo encuentro con el dolor y comenzamos aludiendo a ese “bien”, más que porque en verdad lo sintamos; es como tener la idea de que está un tanto ‘prohibido’ aceptar que se está mal.
Es un efecto cuya finalidad puede parecer contradictoria, pero es necesaria. Asumir el mal, el dolor, las dificultades, es el camino para dar vuelta a la página y entonces realmente buscar el “estar bien”.
COMUNICACIÓN CONSIGO MISMO. CREAR A PARTIR DE LO PERDIDO
Ahora bien, una vez que nos damos cuenta que estamos ante la adversidad, surge la necesidad (incluso por supervivencia) de superarla. Es aquí donde entra un área de oportunidad que puede resultar no solo un antídoto ante los problemas, sino la base de aquello que puede edificar el encuentro con el talento propio. Y si además dicho talento es el generador de una nueva aventura, de un nuevo emprendimiento, de un sostén que sea asimismo el camino hacia nuestros objetivos y anhelos, es más que bienvenido.
Pero, ojo, existe una línea delgada entre reconocerse como alguien que está enfrentado dificultades a etiquetarse y estancarse en el papel de víctima.
¿Cómo interpretas la adversidad? ¿Te auto flagelas, te destruyes, ya sea en sentido metafórico o literal, o lo consideras el momento adecuado para iniciar algo nuevo? Es decir, ¿cómo evalúas la situación?
Es sin duda conveniente COMUNICAR. Compartir con quien se tenga confianza, o con un profesional, o crear una especie de diálogo con tu propia persona, para definir el momento que estás experimentando.
Una vez que entendemos y le damos nombre a lo que estamos viviendo, llega la parte quizá más importante del proceso: la ACCIÓN.
CONSTRUIR OPORTUNIDADES Y EMPRENDER EN UNO MISMO
“Lo que no se habla, se actúa”, decía Sigmund Freud. Aunque no lo parezca, existe un universo de posibilidades para vencer la adversidad. Por supuesto que no podemos tener el control de lo que ocurre alrededor, pero sí de cómo lo enfrentamos.
Recuerda esa frase recurrente que solía decirse cuando eras niño/a. Esa pregunta que nos daba indicios de la BÚSQUEDA de una vocación y de valorar las habilidades propias: “¿Qué quieres ser de grande?” Ya sea dedicarte al arte, a la ciencia, a la educación, a la política… visualizabas un objetivo, un porqué a tu existencia.
Con el paso del tiempo, nos vamos definiendo en cuanto a qué persona somos. Qué nos gusta, qué hacemos bien, y, muy importante, qué queremos hacer. ¿Está entre tus posibilidades retomarlo?
Asesórate, instrúyete (para ello cuentas con VQSR), pero, como base fundamental de esta serie de acciones, adquiere DISCIPLINA.
Y la disciplina no tienes que verla como “rutina”, sino como orden, movimiento, convicción, impulso.
Recordemos lo que suelen recomendar los deportistas. ¿Tienes “flojera” de salir a correr, por poner un ejemplo, pero sabes que hacerlo es un paso hacia tus metas? Entonces hazlo. Te das cuenta que a los pocos pasos, iniciado el trote, tu cuerpo se adapta y la energía llega, lo cual es un principio del movimiento mismo.
Sácale provecho a lo que gusta, lo que te apasiona, tus hobbies y tus gustos. ¿Pintas, escribes, sabes llevar bien las cuentas, tienes facilidad para la enseñanza? ¡Sácale provecho! Investiga cómo y dónde vender lo que realizas, promuévete mediante tus redes sociales, en portales de empleo, entre tus conocidos y amigos.
Cuida tus relaciones personales. Forma alianzas entre quienes conoces. Proponles alternativas de acción y hallarás la tuya propia. Y no la sueltes. Crea esa disciplina que puede ser pesada en un inicio, pero paulatinamente se convertirá en tu refugio, te otorgará placer y beneficios y derrumbará esa adversidad que te golpeó. Enfrentarás nuevos retos, pero tendrás entonces nuevas herramientas para solventarlos.
Tenlo presente, es inevitable encontrarse con dificultades, pero en la medida en que te capacites y mentalices para ello, sabrás cómo salvar obstáculos y adquirirás experiencia y bienestar.
REFERENCIAS
https://conectate.um.edu.mx/articulo/como-convertir-las-adversidades-en-oportunidades
https://circulotne.com/encuentra-en-la-adversidad-la-oportunidad-para-destacar.html
https://wsimag.com/es/bienestar/45265-reflexionando-sobre-la-adversidad